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Soles y estrellas, anobios y espáridos.
Eres Día, eres noches, lo tienes todo y me dan nada.
Eres blanco, eres negro
Te quiero en mis brazos, te tengo en mi cama
Te tengo a la mano, eres algo imposible.
Eres aquí, eres allá
Te tengo como quiero, te deseo como no puedo
Te quitaría la ropa, el oeste no me lo permite
Eres blanco, eres negro
Hay soles como hay estrellas
Te hablo y me miras, te callas y lloro
Me río y me miras, caminas y muero
Te abrazo y tú tiemblas, te miro y tu mueres
Eres blanco, eres negro
Eres izquierda y eres derecha
Eres hombre, eres mujer
Eres ojos tallados en cobalto
Eres mancha en filo obsidiana
Eres tú y soy yo
Eres blanco y yo negro
Eres negro y yo blanco
Éramos uno, somos ninguno
Éramos ninguno, y somos uno.
“Porque verte tal vez ya no sea suficiente…” Un aire asfixiante me
rodea… un cataclísmico augurio.
Níveas princesas vuelan por doquier, correteando y jugando con la más
efímera de las pasiones.
Una presión titánica sobre mi cuerpo, ahoga las palabras que el veneno alguna vez quiso borrar
las manos mortales que quieren escribir, Oh! Manos temblorosas que se niegan a esbozar palabras y versos de un poeta maldito. Sus sueños caen guiados en una ciega cascada al olvido, sus delirios decimados por un fuego invisible, brasas, brasas de tiempo y arena.
Una presión titánica sobre mi cuerpo, ahoga las palabras que el veneno alguna vez quiso borrar
las manos mortales que quieren escribir, Oh! Manos temblorosas que se niegan a esbozar palabras y versos de un poeta maldito. Sus sueños caen guiados en una ciega cascada al olvido, sus delirios decimados por un fuego invisible, brasas, brasas de tiempo y arena.
Encadenado con prejuicios y miedo, sostenido por incertidumbre y
pasiones, siendo cortado por sus propias razones, siendo torturado por sus
propios amores. El poeta maldito sin poder palabra alguna plasmar en página,
huye a los campos de flores, aquellos que él, alguna vez inventó.
Se guarda de sí mismo, se acoge en sus sombras, el poeta maldito busca
brisa en incendio, grita al cielo bocanadas de aire, fénix de polvo surge en sus laureles, el poeta llora, el poeta llora.
Más con sus lágrimas trata de formas palabras, ¡sí! ¡Sí! Escribe palabras con lágrimas y lodo, más tormenta imperante cae sobre el paria, payo de versos poemas y flores.
Más con sus lágrimas trata de formas palabras, ¡sí! ¡Sí! Escribe palabras con lágrimas y lodo, más tormenta imperante cae sobre el paria, payo de versos poemas y flores.
-¡Oh bestias de lánguidas espadas, dadme la tinta
onírica capaz de encausar mi único aliento!
El carmesí del maldito florece en valles de dolor y porcelana, graciosa resbala en tan fino reflejo de tan fea figura, gota a gota, segundo a segundo, articula palabras con su vida y su carne, paisaje se crea en tan lodoso paraje. Rojo, café, negro y verde. Sangre…sangre….Maldita sangre que tanto odiaba.
El carmesí del maldito florece en valles de dolor y porcelana, graciosa resbala en tan fino reflejo de tan fea figura, gota a gota, segundo a segundo, articula palabras con su vida y su carne, paisaje se crea en tan lodoso paraje. Rojo, café, negro y verde. Sangre…sangre….Maldita sangre que tanto odiaba.
En marco panorámico queda un cuerpo maltratado, víctima de un pequeño
delirio de amores o tal vez solo confusiones. Con mordazas de sus pasiones, con
heridas de sus delirios, con golpes de sus ilusiones, el poema maldito se ha
escrito ¡Oh! ¡Oh! Ha escrito, el poeta
maldito escribe la triunfante lírica de su calamitosa alma. En su pecho, de
lado a lado, con marcas de obsidiana afilada, hermosamente tatuado aquel verso
que tanto quiso escribir:
“Porque el verte tal vez ya no es suficiente, escribo yo este verso para
no perderte yo, en mi mente”
Mirar más allá de lo obvio, aquel domingo por la tarde.
miércoles, 10 de octubre de 2012
by Alexscence
Limpiarse el polvo,
levantar la cabeza
mirar el ocaso, con hierro en las venas
sin saber del mañana, sin tener un presente
con las manos heladas, con los dedos vacíos.
mirar el ocaso, con hierro en las venas
sin saber del mañana, sin tener un presente
con las manos heladas, con los dedos vacíos.
Sin certeza ni grandeza, con las páginas en blanco
mirar el ocaso, con sauce en las venas
con almendras en el aire, con un café por la tarde
hojas sin vida, caen; versos sin dueño, nacen.
Caminando contigo,
solo. Estando juntos, sin ti.
Mirar el ocaso, con mierda en las venas
necesitando sin querer, pidiendo sin gritar.
Como caminar para atrás, con las manos en los pies.
Mirar el ocaso, con mierda en las venas
necesitando sin querer, pidiendo sin gritar.
Como caminar para atrás, con las manos en los pies.
Solsticio del
silencio, prefacio de los héroes.
Mirar el ocaso, con perfume en las venas
recordar el sueño, vibrar una estrella
tomar la siguiente hoja, desperdiciar un verso.
recordar el sueño, vibrar una estrella
tomar la siguiente hoja, desperdiciar un verso.
Aquí conmigo, en calor
simbiótico
mirar el ocaso, con tu aliento en mis venas
una canción, un chiste, un beso, la lágrima
ver ese paisaje triste, escuchar ese eco que no existe
perdonar a un amigo, recuperar un hermano.
mirar el ocaso, con tu aliento en mis venas
una canción, un chiste, un beso, la lágrima
ver ese paisaje triste, escuchar ese eco que no existe
perdonar a un amigo, recuperar un hermano.
Este día volví a contar las flores del camino
Escondidas entre trémulas lápidas con corroídos mensajes
Las falsas brillantes y las vivas cimbreantes
Todo adornado con piedra, granito y metal.
Eidético sendero que con tu mano recorrí..
Todo en blanco y negro, tal vez un color carmesí
Buscando una sombra donde el sol no castigara
Preguntándome por qué más cerca el cielo, desde ahí se
miraba.
¡Para! Te volví a encontrar, cubierto de grama o tal vez un
lodazal
Mis dedos leen tu nombre, el tuyo mismo, el mío por siempre
Debajo de la gruta, el roble que yo inventé
Solo a visitarte de nuevo, eso quería hacer
Volver a escuchar tu silencio, volverte a cantar, poder esta
vez escribirte un verso, en tu son, mi pa’
El fuego nace de sus manos, el hielo se les va
de los dedos, caminan de dos a dos en un lugar donde hay más agua que tierra y
más lágrimas que promesas, sin tapujos o harapos que protejan, protejan de un
sol efervescente, hormigas en los pies, mordidas por zapatos, sangre por violoncello
y arena por respuestas.
¿Qué sucede si no deja de llover? -Claramente
abrirá la puerta, y entrarán los demonios.
¿Qué sucede si no empezamos a rezar? -Posiblemente quebranten las entradas y nos
comerán a todos.
¿Qué pasa si yo llego a morir? -Será el día más feliz de mi vida.
Así pues, en tierra de nadie, seguía lloviendo
hasta que el techo se cayera. Los demonios que merodeaban pudieron escarmentar
cuantas almas hallaran; un cielo oscuro pero verduzcamente resplandeciente
brillaba para las horas de la mañana, los relámpagos hacían notar su claro
poderío, ciegos quedaban los que atrevían
a ver tal danza prohibida.
Un día más en esta vida de lodo, un día más en
la tierra del fango, algo más por lo que deben luchar aquellos, que nacieron en
este siglo consagrado al pobre.
Yo la veo despertar para contemplar su belleza
envuelta en finos mantos y delicada lencería
hipnotizado con sus suaves movimientos que danzan con el viento
observo, solo observo, para verla sonreír.
Ella renace con una luz inopacable
su tersa piel eriza la mía
sus grandes ojos ciegan los míos
sus delicadas manos quiebran las mías
su venenoso beso, rompe mis labios.
Se convierte en el centro, todos la miran.
Se le impone un castigo que jamás mereció.
El mundo la desea, y desgarra su piel
destruye su alma y la hace prisionera
queman su vida e ignoran su belleza
Y observo, solo observo, yo la observo para verla morir.
envuelta en finos mantos y delicada lencería
hipnotizado con sus suaves movimientos que danzan con el viento
observo, solo observo, para verla sonreír.
Ella renace con una luz inopacable
su tersa piel eriza la mía
sus grandes ojos ciegan los míos
sus delicadas manos quiebran las mías
su venenoso beso, rompe mis labios.
Se convierte en el centro, todos la miran.
Se le impone un castigo que jamás mereció.
El mundo la desea, y desgarra su piel
destruye su alma y la hace prisionera
queman su vida e ignoran su belleza
Y observo, solo observo, yo la observo para verla morir.
Cuando ella
nació, vio a las palomas.
Graznando sobre mantas con sangre, y agua sucia.
Con la Clotilde llorando, y un niño sollozando.
La primera gota de leche, pasando por su garganta
con los senos al aire, entre la caca y el lodo.
Graznando sobre mantas con sangre, y agua sucia.
Con la Clotilde llorando, y un niño sollozando.
La primera gota de leche, pasando por su garganta
con los senos al aire, entre la caca y el lodo.
Cuando ella
nació, vio a las palomas.
Sobre los comales quemados, y las señoras torteando.
Con masa en los pies, y lodo en los dedos.
Con mujeres chambreando y hombres con pelos.
Chuchos merodeando pedazos de tortilla, ebrios bonitos en sus cunas de cartón.
Churros y semita, Coca y chicle, un poco de sangre y tal vez calor.
Toda la escena perfumada en humo, sudor y El Salvador.
Sobre los comales quemados, y las señoras torteando.
Con masa en los pies, y lodo en los dedos.
Con mujeres chambreando y hombres con pelos.
Chuchos merodeando pedazos de tortilla, ebrios bonitos en sus cunas de cartón.
Churros y semita, Coca y chicle, un poco de sangre y tal vez calor.
Toda la escena perfumada en humo, sudor y El Salvador.
Cuando ella
nació, vio a las palomas volar.
Todas sobre sus tortillas, picando sus curtidas sandalias.
Sobre un muro de piedra, con el sol quemando lo que ya es carbón
Parvadas cerca de ella, picoteando el pedazo de Maíz, siendo palomas.
Ella nació así, sabiendo que es pobreza, sabiendo de injusticia y mentiras.
Ella nació madre, con hijas que alimentar y por oficios que terminar.
Ella nació así de Hermosa, con su chal mal puesto, y su curtida y sucia falda.
Ella nació así de anciana, con las arrugas en la arrugas, con la cara aturrada
con la expresión de lentitud, y la paciencia en sus ojos.
Todas sobre sus tortillas, picando sus curtidas sandalias.
Sobre un muro de piedra, con el sol quemando lo que ya es carbón
Parvadas cerca de ella, picoteando el pedazo de Maíz, siendo palomas.
Ella nació así, sabiendo que es pobreza, sabiendo de injusticia y mentiras.
Ella nació madre, con hijas que alimentar y por oficios que terminar.
Ella nació así de Hermosa, con su chal mal puesto, y su curtida y sucia falda.
Ella nació así de anciana, con las arrugas en la arrugas, con la cara aturrada
con la expresión de lentitud, y la paciencia en sus ojos.
Ella nació
como la princesa que es. Con sus arrugas y sus tortillas, con sus trapos y
harapos. La Hermosa princesa de El Salvador, que en la esquina se sienta, a
vender más que una tortilla.
Un universo
Nadie lo entiende, pero todos lo exploran