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Yo la veo despertar para contemplar su belleza
envuelta en finos mantos y delicada lencería
hipnotizado con sus suaves movimientos que danzan con el viento
observo, solo observo, para verla sonreír.
Ella renace con una luz inopacable
su tersa piel eriza la mía
sus grandes ojos ciegan los míos
sus delicadas manos quiebran las mías
su venenoso beso, rompe mis labios.
Se convierte en el centro, todos la miran.
Se le impone un castigo que jamás mereció.
El mundo la desea, y desgarra su piel
destruye su alma y la hace prisionera
queman su vida e ignoran su belleza
Y observo, solo observo, yo la observo para verla morir.
envuelta en finos mantos y delicada lencería
hipnotizado con sus suaves movimientos que danzan con el viento
observo, solo observo, para verla sonreír.
Ella renace con una luz inopacable
su tersa piel eriza la mía
sus grandes ojos ciegan los míos
sus delicadas manos quiebran las mías
su venenoso beso, rompe mis labios.
Se convierte en el centro, todos la miran.
Se le impone un castigo que jamás mereció.
El mundo la desea, y desgarra su piel
destruye su alma y la hace prisionera
queman su vida e ignoran su belleza
Y observo, solo observo, yo la observo para verla morir.
Cuando ella
nació, vio a las palomas.
Graznando sobre mantas con sangre, y agua sucia.
Con la Clotilde llorando, y un niño sollozando.
La primera gota de leche, pasando por su garganta
con los senos al aire, entre la caca y el lodo.
Graznando sobre mantas con sangre, y agua sucia.
Con la Clotilde llorando, y un niño sollozando.
La primera gota de leche, pasando por su garganta
con los senos al aire, entre la caca y el lodo.
Cuando ella
nació, vio a las palomas.
Sobre los comales quemados, y las señoras torteando.
Con masa en los pies, y lodo en los dedos.
Con mujeres chambreando y hombres con pelos.
Chuchos merodeando pedazos de tortilla, ebrios bonitos en sus cunas de cartón.
Churros y semita, Coca y chicle, un poco de sangre y tal vez calor.
Toda la escena perfumada en humo, sudor y El Salvador.
Sobre los comales quemados, y las señoras torteando.
Con masa en los pies, y lodo en los dedos.
Con mujeres chambreando y hombres con pelos.
Chuchos merodeando pedazos de tortilla, ebrios bonitos en sus cunas de cartón.
Churros y semita, Coca y chicle, un poco de sangre y tal vez calor.
Toda la escena perfumada en humo, sudor y El Salvador.
Cuando ella
nació, vio a las palomas volar.
Todas sobre sus tortillas, picando sus curtidas sandalias.
Sobre un muro de piedra, con el sol quemando lo que ya es carbón
Parvadas cerca de ella, picoteando el pedazo de Maíz, siendo palomas.
Ella nació así, sabiendo que es pobreza, sabiendo de injusticia y mentiras.
Ella nació madre, con hijas que alimentar y por oficios que terminar.
Ella nació así de Hermosa, con su chal mal puesto, y su curtida y sucia falda.
Ella nació así de anciana, con las arrugas en la arrugas, con la cara aturrada
con la expresión de lentitud, y la paciencia en sus ojos.
Todas sobre sus tortillas, picando sus curtidas sandalias.
Sobre un muro de piedra, con el sol quemando lo que ya es carbón
Parvadas cerca de ella, picoteando el pedazo de Maíz, siendo palomas.
Ella nació así, sabiendo que es pobreza, sabiendo de injusticia y mentiras.
Ella nació madre, con hijas que alimentar y por oficios que terminar.
Ella nació así de Hermosa, con su chal mal puesto, y su curtida y sucia falda.
Ella nació así de anciana, con las arrugas en la arrugas, con la cara aturrada
con la expresión de lentitud, y la paciencia en sus ojos.
Ella nació
como la princesa que es. Con sus arrugas y sus tortillas, con sus trapos y
harapos. La Hermosa princesa de El Salvador, que en la esquina se sienta, a
vender más que una tortilla.
Esta
noche los ángeles lloran
Porque
mi verso no te toca y mi voz no te calma
Mi
cuerpo no te calienta y mis brazos no te hallan
Mis
ojos no te acarician y mi boca no te calla.
Esta
noche los demonios se alborotan
Las
montañas te aclaman y los ríos te convocan
Porque
los cielos gritan, porque el suelo tiembla
Porque
tu piel se endurece y tus ojos se secan.
Porque
tu pecho no florece y tus cabellos se caen.
Esta
noche los grillos callan
Porque
tu voz no me arrulla y tu aliento no sopla
Tus
labios no me besan y tus canciones no suenan.
Todo
clamor para, todo sonido enmudece, ni los grandes volcanes tienen permitido
irrumpir.
Las
grandes tormentas cesan, los animales guardan luto, poco queda en este mundo,
en el día que murió mi melodía.
Y te tengo en mis manos, tal cual hombre agarra un pichón moribundo.
Te veo estremecer y tratar de huir, te veo sufrir y agonizar.
Y tal cual hombre con un pichón, solo el calor de mi mano te puedo
otorgar
Aunque desearía poder ponerle fin a tu sufrir, aunque quisiera tener
cura para ti
Este día me toca solamente tenerte en mis manos, darte calor y tenerte
aquí
Tal cual hombre con un pichón moribundo en sus manos.
Aunque el débil tintineo de tu cuerpo quiere hablar, mi bella princesa
de cristal
Te siento más del otro mundo que del nuestro ahora, déjame entonces
estar a tu lado;
Déjame entonces cantarte aquellas canciones que tanto te gustaban.
Un universo
Nadie lo entiende, pero todos lo exploran